Uno de nuestros grandes deseos como seres humanos es vincular con otros, desde la compañía de amigos hasta el afecto y la intimidad de una relación más estrecha. En el caso de las relaciones de pareja, al compartir tiempo, espacios y sentido de vida con otra persona, estos vínculos se vuelven particulares con una mezcla de emociones y sensaciones. En ocasiones estos sentimientos son tan profundos e intensos que se llega asociar el sufrimiento como algo propio al enamorarse, una creencia aprendida cultural y socialmente en la que cuanto más se sufre, más se está realmente amando al otro. La idea de que sufrir en una relación es algo inevitable, normaliza el daño como prueba de amor y evita el cuestionamiento de las causas por las que se padece el sufrimiento. Si bien el conflicto y los desacuerdos son aspectos que se pueden hacer presentes en cualquier relación, el dolor no tendría que estar ligado directamente con el amor.
Por otro lado, pensar que amar se desprende de total sufrimiento, puede caer en la desilusión y lo irreal, encontrarse en estos extremos lleva a vivir el enamoramiento desde el sufrimiento. Elegir preguntarse qué significado personal se le da a amar y desde que posición es que se ama, da paso a vivir relaciones más conscientes y sanas. Realizar estos cuestionamientos incita a un reaprendizaje acerca de la forma de vincularse con otros, identificando creencias dañinas. Los siguientes son puntos para considerar para adoptar diferentes maneras de vivir los afectos, relacionarse con amor desde otros lugares, menos desde la angustia y más desde la confianza y la apreciación.
– Expresar lo que se busca en la relación
Si se busca una relación abierta, si se desea una relación monogámica, si no se pretende formalizar un vínculo. Ser honestos con lo que se siente, lo que se quiere y con lo que se puede dar, permite establecer que la otra persona escuche y exprese, que quiere, que está buscando y que puede dar.
– Asumir la complacencia de las propias necesidades
Se llega a tener la creencia de que, al amar, la pareja se convierte en la solución a los malestares y carencias del otro. Ninguna persona puede ser la fuente de satisfacción de las necesidades de otra persona. La idea de que se debe o tiene que ser el salvador o solucionador, genera una gran carga de responsabilidad y dependencia para la relación.
– Diferenciarse de la pareja
Tener conciencia de que cada persona en la relación tiene su propia existencia e identidad, conserva la individualidad y permite marcar espacios independientes donde se reconoce como persona autónoma a la pareja. Cuidar de otros lazos afectivos, otros vínculos como las amistades, la familia u otros espacios privados como el trabajo o los hobbies, los cuales permanecen ajenos sin importar el estado de la relación y a los que se puede recurrir si se llegara a perder a la pareja.
– Exceso de futuro
En ocasiones se piensa en el porvenir de la relación trazando propósitos con el anhelo de la visión de la pareja en el futuro, dejando de lado vivir el presente de la relación. Los planes no siempre pueden ser realizados como se tienen en mente y la energía enfocada en la expectativa y la idealización podría ser redirigida hacía disfrutar la etapa actual de la relación.
– Conocerse en lo individual
Construir relaciones de pareja desde otra posición también tiene que ver con reconocer las propias vulnerabilidades emocionales, los miedos, las angustias, los eventos que han marcado afectivamente. Reconocer estos aspectos es una manera de asumir la propia vulnerabilidad para evitar adjudicarle dilemas a la pareja.
Las experiencias anteriores de pareja, la idea social del amor romántico y los ejemplos primarios que se tuvieron acerca de las relaciones, van sumando piezas para formar la concepción que se tiene en el presente acerca del amor y el enamoramiento. Sí se reconoce que sostener alguna de estas piezas causa malestar a otros o a sí mismo, un terapeuta puede apoyar a identificar cuáles de esos fragmentos son nocivos, pues, así como se adoptaron también se pueden soltar. Elegir ser quien dirige sus propios afectos y maneras de relacionarse es otra forma de procurar la salud y el bienestar mental.
Reflexionar sobre como nos vinculamos amorosamente siempre es importante, si tu percibes que en esta área de tu vida requieres apoyo profesional puedes acercarte con nuestro grupo de especialistas.
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