¿Qué es el síndrome del impostor?

Lograr éxitos personales, conseguir el empleo por el que siempre se trabajó, obtener méritos académicos y reconocimiento, o tener una relación de pareja sana y estable, llegar a esto y de alguna u otra forma dudar acerca de merecerlo, sentir que los logros que se están dando vienen por cosa de suerte, casualidad o por ayuda de alguien más, en lugar de ser el resultado de hacer las cosas bien y de esforzarse. Esta idea de estar engañando a aquellos que reconocen la dedicación y que en cualquier momento se pueden defraudar si descubren «la verdad», tiene un nombre asociado y es más común de lo que se podría pensar. Se le conoce como síndrome del impostor a la sensación de no merecer los éxitos alcanzados, encontrarse incompetente y demeritar las propias capacidades, y aunque no se encuentra clasificado como un síndrome en manuales de diagnóstico de trastornos, reúne una serie de síntomas que aquejan a una gran cantidad de personas. Hablemos de manifestaciones, causas y acciones para detectar y abordar esta condición.

Partamos nombrando características y señales que pueden apoyar a reconocer si se presentan rasgos de este extendido síndrome. Las personas que padecen estos síntomas viven con angustia y ansiedad por la sensación de ser descubiertos en cualquier momento, imputan sus logros a diversas causas externas, pero no hay reconocimiento del trabajo o de las causas internas que han llevado a conseguirlo. Existe en ellas una sensación constante de culpa en torno a los éxitos conseguidos, necesitan creer que merecen algo para poder disfrutarlo y eliminar el sentimiento de culpa que no está justificado. Otra señal característica es un elevado nivel de autocrítica, encontrando fallos en cada detalle acerca de lo dicho o hecho con tendencia hacía agrandarlos, así como un bajo nivel de autocompasión para los propios errores. Por último, tienen dificultades para lidiar con los elogios sin importar de quien vengan pues se duda de la credibilidad en el reconocimiento.

Las causas asociadas al síndrome son diversas, algunas de estas características pueden derivar de la forma en la que se recibieron los primeros éxitos, del valor que se le dio a la idea del reconocimiento, los logros y la responsabilidad, sí durante el crecimiento se formó la creencia de que el esfuerzo «era algo que se debía hacer, porque era un deber hacerlo» los logros vendrían sin satisfacción. Una fuente importante del síndrome es la falta de autoconocimiento, al no tener consciencia acerca de las propias particularidades, esas características esenciales que diferencian a una persona de otra, eso que se hace tan bien podría parecer algo que se da por descontado pues siempre se ha dado de esa manera, sin notar estos elementos incondicionales dentro de cada acto. Por otro lado, una causa social acerca del síndrome del impostor es el género mayoritario que lo padece, siendo las mujeres quienes lo experimentan con más frecuencia que los hombres debido a las construcciones familiares y sociales que forman la expectativa a cumplir, lo esperado de acuerdo con como deberían de lograrse o comportarse.

Interiorizar las experiencias de éxito puede ser realmente un reto pues a pesar de hacer las cosas bien esto no cambia la creencia y el pensamiento continua ahí, incluso puede llevar a esforzarse de más para compensar las dudas y evitar ser «descubiertos», reforzando este ciclo y perpetuándolo. Este sentimiento de ser impostor puede llegar a bloquear y convertirse en una barrera en el desarrollo de diferentes áreas, aquí van algunas ideas y acciones a considerar para contrarrestarlo:

Empezar a ser consciente de la retroalimentación externa

Se puede comenzar por dejar de minimizar los elogios, opiniones o críticas, decir «gracias» en lugar de «esto lo hace cualquiera«, decir «lo valoro, lo tomaré en cuenta«, en lugar de «fue cosa de una sola vez«. Esta acción contrarresta la creencia automática de no merecer el reconocimiento, brindando control interno.

Analizar la consecución de los resultados

De cada objetivo alcanzado hay una serie de pasos previos que permitieron llegar a ese punto, realizar este análisis con atención permite conocer en qué medida hubo preparación y cuanto viene de sí mismo, estas son evidencias racionales para identificar que las cosas no vinieron por cuestión de algo externo.

Conocer la propia medida de síndrome del impostor

Un cierto grado de esta sensación puede aquejar a todos en determinado momento de la vida, al empezar una nueva etapa, el cambio puede llegar a sobrepasar. El síndrome del impostor por un tiempo puede funcionar como un motor para empezar a hacer cosas nuevas o diferentes que no se han hecho antes, se puede dar un tiempo para medir hasta qué punto esta sensación es sana y adaptativa y a partir de qué punto es limitante.

Es importante reconocer el grado en el que estos síntomas sobrepasan la capacidad de manejo y es necesario acudir con un terapeuta, no solo para regular y reducir las sensaciones, si no para conocer además las causas por las que se originaron estas creencias y pensamientos. No todo puede salir siempre de forma correcta y tratar de tener el control de ello es desgastante, aceptar que sobre la marcha es posible que se den errores y que de ellos se puede aprender también de una manera distinta.

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