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Cómo prevenir recaídas: lo que los padres pueden hacer para apoyar después del tratamiento

Salir de una adicción es un gran logro, pero mantener la recuperación es un desafío continuo. Las recaídas pueden ocurrir, y no deben verse como fracasos, sino como parte del proceso. Los padres juegan un rol crucial en prevenirlas o afrontarlas de forma saludable.

Una de las claves está en mantener una comunicación abierta y constante. Preguntar cómo se siente el hijo, cómo va su proceso, y validar sus emociones puede prevenir que recurra al consumo como escape.

Otra herramienta poderosa es ayudar a establecer rutinas saludables: horarios estables, alimentación equilibrada, ejercicio, y actividades recreativas o vocacionales. Esto brinda estructura y sentido al día a día.

Evitar los entornos de riesgo también es esencial. Esto incluye viejas amistades vinculadas al consumo, fiestas o lugares que puedan ser desencadenantes. Algunos padres incluso colaboran en buscar nuevas redes sociales para sus hijos: deportes, voluntariados o talleres.

Acompañar el proceso terapéutico, aunque el hijo ya no esté en tratamiento intensivo, es otro factor protector. Las visitas periódicas al psicólogo o grupos de seguimiento ayudan a reforzar avances y detectar alertas tempranas.

Y si llega a haber una recaída, es vital mantener la calma. En lugar de reprochar, es mejor abordar la situación con empática firmeza y reactivar el plan de apoyo. La recaída no borra el esfuerzo realizado, solo indica que hay que ajustar el rumbo.

La prevención de recaídas es una tarea compartida. La presencia, el apoyo y la coherencia de los padres pueden marcar la diferencia entre volver a caer o seguir avanzando en la recuperación

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    ¿Cómo saber si mi hijo consume drogas? Señales de alerta temprana

    Detectar a tiempo si un hijo está consumiendo sustancias puede marcar la diferencia. Muchos padres no se dan cuenta hasta que el consumo ha avanzado, ya que los adolescentes suelen ocultarlo bien. Sin embargo, existen señales de alerta que pueden indicar que algo no está bien.

    Algunas señales físicas incluyen ojos rojos o vidriosos, cambios bruscos en el apetito, somnolencia o insomnio y descuido en el aseo personal. En cuanto al comportamiento, puede haber irritabilidad, mentiras frecuentes, cambios en el grupo de amigos, bajo rendimiento escolar o aislamiento.

    El entorno también habla: encontrar objetos extraños (papel de aluminio, encendedores, goteros, etc.) o percibir olores inusuales puede ser una alerta. Lo importante es no entrar en pánico ni asumir sin pruebas. Observar de forma continua y desde el amor es clave.

    La mejor herramienta es la comunicación. Habla con tu hijo sin juzgar, con preguntas abiertas y tono sereno. Si percibes señales preocupantes, consulta con un profesional. Prevenir es más fácil que intervenir cuando la adicción está avanzada.

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      La importancia del autocuidado del padre o madre durante el proceso

      Acompañar a un hijo que consume drogas puede ser una de las experiencias más agotadoras emocionalmente. Los padres suelen centrarse tanto en ayudar al hijo, que se olvidan de sí mismos. Sin embargo, el autocuidado no es un lujo, sino una necesidad para poder sostener el proceso de forma sana y efectiva.

      El desgaste emocional puede manifestarse como ansiedad, insomnio, tristeza crónica o incluso problemas de salud física. Por eso, es fundamental que los padres encuentren espacios para descansar, expresar sus emociones y recargar energías.

      Algunas estrategias efectivas incluyen:

      • Buscar apoyo emocional: hablar con amigos de confianza, participar en grupos de ayuda para padres o acudir a terapia individual.
      • Mantener rutinas personales: continuar con actividades que generen bienestar como leer, caminar, practicar algún deporte o meditar.
      • Establecer límites saludables: entender que el bienestar del hijo no depende solo del esfuerzo de los padres, y que no todo está bajo su control.
      • Evitar el aislamiento: compartir lo que está pasando con personas de confianza puede aliviar la carga emocional.

      Cuidarse también es dar el ejemplo. Cuando los hijos ven que sus padres se atienden, están más dispuestos a hacer lo mismo. El autocuidado es un acto de amor propio, pero también una herramienta poderosa para sostener el acompañamiento.

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        ¿Puede recuperarse? Historias reales de jóvenes que dejaron las drogas

        Frente al consumo de sustancias, muchos padres se preguntan con desesperanza: “¿Se podrá recuperar mi hijo?”. La respuesta es sí. Aunque el camino puede ser difícil y lleno de altibajos, la recuperación es posible. A continuación, compartimos historias reales y esperanzadoras de jóvenes que lograron superar la adicción.

        Daniel, 20 años: comenzó a consumir marihuana a los 14 por presión social. A los 17 ya tenía problemas escolares y familiares. Sus padres buscaron ayuda terapéutica y, tras un internamiento de tres meses, Daniel encontró apoyo en el arte. Hoy estudia fotografía y comparte su experiencia en charlas escolares.

        Lucía, 18 años: tuvo una adolescencia marcada por ansiedad y depresión. Comenzó a consumir pastillas sin receta. Fue su madre quien notó los cambios y actuó rápidamente. Lucía hoy sigue en terapia, ha retomado sus estudios y es parte de un grupo juvenil de apoyo emocional.

        Estas historias son prueba de que, con amor, paciencia y apoyo adecuado, la recuperación no solo es posible, sino que puede transformar vidas. No es un camino lineal: hay recaídas, frustraciones y retrocesos. Pero también hay aprendizajes, nuevas fortalezas y reconstrucción de vínculos.

        Como padres, recordar estos ejemplos puede dar fuerza para seguir adelante. Cada joven tiene su propio ritmo, pero todos merecen una segunda oportunidad. La esperanza es una herramienta poderosa en este viaje.

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          Cómo comunicarme con mi hijo sin que se cierre: estrategias efectivas de diálogo

          Uno de los mayores retos de los padres ante un hijo consumidor es cómo hablar con él sin que se cierre o reaccione con hostilidad. La comunicación es la puerta a la ayuda, pero hay que saber cómo abrirla.

          Primero, elige bien el momento. No hables cuando tú o él estén alterados. Busca un espacio tranquilo, sin distracciones. Inicia con frases que muestren tu interés, no tu juicio: “He notado algunos cambios y me preocupa cómo estás”.

          Escucha más de lo que hablas. A veces, los adolescentes se cierran porque sienten que nadie los entiende. Evita interrumpir, minimizar o dar sermones. En lugar de “¡Tú no sabes lo que haces!”, intenta “Ayúdame a entender lo que estás viviendo”.

          Evita etiquetas (“drogadicto”, “problemático”) y enfócate en lo que ves y sientes: “Me preocupa tu salud” o “Te he notado distante y eso me duele”. Usa mensajes en primera persona.

          Ofrece apoyo, no soluciones impuestas. Pregunta qué necesita y cómo puedes ayudar. Si propone cambios, apóyalo. Si se niega, mantén la puerta abierta: “Cuando estés listo para hablar, aquí estaré”.

          Una buena comunicación no elimina el problema, pero es el primer paso para enfrentarlo juntos.

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            EL PAPEL DE LA FAMILIA EN LA RECUPERACIÓN

            La familia juega un papel crucial en el proceso de recuperación de la adicción. El apoyo emocional, la comprensión y la comunicación abierta son fundamentales para ayudar a quienes luchan contra la adicción a superar sus desafíos y mantenerse en el camino hacia la sobriedad. Sin embargo, la adicción también puede poner una gran presión en las relaciones familiares y causar tensiones y conflictos.

            Es importante que los miembros de la familia reconozcan los signos de la adicción y busquen ayuda profesional si es necesario. La intervención temprana puede marcar la diferencia en el éxito del tratamiento y la recuperación a largo plazo. Además, es importante establecer límites saludables y evitar habilitar el comportamiento adictivo, al tiempo que se brinda amor, apoyo y compasión al ser querido que está luchando contra la adicción.

            La educación y el apoyo son herramientas poderosas para las familias que enfrentan la adicción. Participar en terapia familiar, unirse a grupos de apoyo y buscar recursos comunitarios pueden ayudar a las familias a comprender mejor la enfermedad y aprender estrategias efectivas para apoyar a sus seres queridos en su proceso de recuperación. Al trabajar juntos como una unidad, las familias pueden desempeñar un papel fundamental en el éxito del tratamiento y ayudar a sus seres queridos a alcanzar una vida saludable y sobria.

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              ¿Qué tipo de ayuda necesita mi hijo? Terapias, grupos y tratamientos disponibles

              Cuando un hijo enfrenta problemas de consumo de sustancias, buscar ayuda especializada es uno de los pasos más importantes que puede dar la familia. Pero ¿cuál es la mejor opción? ¿Cómo saber qué tipo de ayuda necesita realmente? Este blog explica las alternativas disponibles y cómo elegir la más adecuada.

              El primer paso suele ser una valoración profesional. Psicólogos y psiquiatras especializados en adicciones pueden identificar la gravedad del consumo y recomendar un plan de tratamiento. Algunos casos pueden abordarse con terapia ambulatoria, mientras que otros requieren internamiento en centros especializados.

              Existen diferentes tipos de terapia:

              • Terapia individual: centrada en el joven, para trabajar aspectos como autoestima, manejo emocional, toma de decisiones y causas del consumo.
              • Terapia familiar: esencial para abordar la dinámica familiar, mejorar la comunicación y fortalecer el sistema de apoyo.
              • Grupos de ayuda mutua: como Alateen (para adolescentes con familiares consumidores) o Narcóticos Anónimos (NA). Estos grupos brindan contención emocional y experiencias compartidas.
              • Programas integrales: incluyen psicoterapia, actividades recreativas, educación, seguimiento médico y apoyo a la familia. Algunos están en centros de rehabilitación especializados.

              Es importante investigar bien cada institución antes de tomar una decisión. Verifica que cuente con personal calificado, metodologías basadas en evidencia y enfoque centrado en el respeto y la dignidad del paciente.

              No todos los jóvenes responden igual a los tratamientos, por lo que puede requerirse paciencia y ajustes. Lo esencial es no rendirse y mantenerse presente. Buscar ayuda no es una muestra de debilidad, sino de amor y compromiso con el bienestar del hijo.

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                ¿Qué hago si descubro que mi hijo consume drogas? Primeros pasos que SÍ funcionan

                El momento en que un padre descubre que su hijo consume drogas puede ser devastador. El miedo, la culpa y la frustración son emociones comunes. Sin embargo, la forma en que se reaccione marcará la diferencia en el rumbo del problema.

                Primero, respira y evita confrontaciones agresivas. Aunque parezca urgente, no es el momento de gritar o castigar. Intenta abrir un espacio de diálogo: “Sé que estás pasando por algo difícil. Estoy aquí para ayudarte”.

                Segundo, busca información. Entender qué tipo de sustancia está usando, con qué frecuencia y en qué contexto, te permitirá actuar con mayor claridad. No todos los consumos son iguales: algunos son experimentales, otros recreativos, y otros ya problemáticos.

                Tercero, acude a un profesional. Psicólogos especializados en adolescentes y adicciones podrán evaluar la situación y orientar los pasos a seguir. En algunos casos, bastará con terapia; en otros, se requerirá una intervención más estructurada.

                Por último, cuida el vínculo. Tu hijo necesita saber que no está solo. La firmeza y el amor no son opuestos. Marcar límites claros, pero desde el afecto, puede ser el primer paso hacia la recuperación.

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                  «Metanfetaminas y Salud Mental: Abordando los Desafíos de la Adicción y la Rehabilitación»

                  La adicción a las metanfetaminas representa un desafío complejo que va más allá de los aspectos físicos, afectando profundamente la salud mental de quienes la experimentan. Las clínicas especializadas en tratamiento juegan un papel crucial en la provisión de cuidado integral que aborda tanto los síntomas físicos de la adicción como las complejidades emocionales y psicológicas asociadas.

                  La adicción a las metanfetaminas frecuentemente está acompañada de trastornos de salud mental como la depresión, la ansiedad y en algunos casos, trastornos psicóticos. Es crucial que los programas de tratamiento no solo se enfoquen en la desintoxicación física, sino que también integren terapias psicológicas especializadas diseñadas para abordar estas condiciones concurrentes. La terapia cognitivo-conductual (TCC), por ejemplo, es efectiva para ayudar a los pacientes a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento destructivos que perpetúan la adicción.

                  Depressed woman in her 20s crying and receiving support and advice during a group therapy session. Young women and men comforting a sad woman

                  Además de la terapia individualizada, las clínicas ofrecen apoyo grupal que fomenta el aprendizaje de habilidades de afrontamiento, la construcción de redes de apoyo y el fortalecimiento de la resiliencia emocional. Estos programas son fundamentales para empoderar a los individuos en su proceso de recuperación y para ayudarles a desarrollar estrategias efectivas para prevenir recaídas en el futuro.

                  El enfoque holístico de las clínicas especializadas no se limita al tratamiento directo de la adicción; también incluye educación sobre salud mental, manejo del estrés y promoción de estilos de vida saludables. A través de programas de educación continua y seguimiento personalizado, se asegura que los pacientes tengan las herramientas y el apoyo necesarios para mantener una recuperación a largo plazo y mejorar su calidad de vida en general.

                  En resumen, las clínicas especializadas en tratamiento para la adicción a las metanfetaminas juegan un papel crucial en la restauración de la salud mental y emocional de los individuos afectados. Con su enfoque comprensivo y personalizado, estas instituciones no solo ayudan a superar la adicción, sino que también promueven el bienestar integral y la estabilidad emocional de quienes buscan liberarse del ciclo destructivo de las metanfetaminas.

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                    «El Impacto Oculto de la Metanfetamina en el Medio Ambiente: Un Problema Emergente»

                    La metanfetamina, conocida por su nombre callejero como cristal, no solo causa estragos en la salud humana y la sociedad, sino que también está dejando una huella ambiental alarmante. La producción clandestina de esta droga conlleva serios riesgos ambientales que van desde la contaminación del suelo y el agua hasta el peligro para la vida silvestre y la biodiversidad local.

                    Los laboratorios ilegales de metanfetamina utilizan una variedad de productos químicos peligrosos y altamente tóxicos en su proceso de fabricación. La manipulación irresponsable de estos productos químicos resulta frecuentemente en derrames y fugas que contaminan el entorno circundante. Los residuos químicos abandonados en los sitios de producción clandestina pueden persistir en el suelo durante años, afectando negativamente la calidad del suelo y dificultando la recuperación ambiental a largo plazo.

                    Además de la contaminación directa, la operación de laboratorios de metanfetamina también plantea riesgos significativos para la salud humana y animal. Los productos químicos utilizados en la fabricación de cristal pueden infiltrarse en las fuentes de agua cercanas, contaminando el suministro de agua potable y poniendo en riesgo la salud de las comunidades locales y la vida silvestre que depende de esos recursos. Esta contaminación ambiental se extiende mucho más allá de los sitios de producción individuales, afectando a áreas extensas y creando desafíos complejos para la gestión y rehabilitación ambiental.

                    En resumen, el impacto ambiental de la metanfetamina es un problema emergente que requiere una atención urgente y medidas preventivas efectivas. La mitigación de estos riesgos ambientales no solo protege los ecosistemas locales y la biodiversidad, sino que también salvaguarda la salud y el bienestar de las comunidades humanas que podrían verse afectadas por la contaminación química derivada de la producción de esta droga ilícita.

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                      UNTRADIC, Unidad de atención a la salud mental,es un espacio de Internado y Consulta Externa, atendido por Profesionistas en Salud Mental con amplia experiencia en el abordaje de los Trastornos Relacionados con Sustancias y otros Trastornos Mentales tales como Déficit de Atención con Hiperactividad, Depresión, Ansiedad, Trastorno Bipolar, Esquizofrenia, etc. en donde los pacientes, así como sus familias, logran obtener una alternativa ante su problema de salud

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