Cómo comunicarme con mi hijo sin que se cierre: estrategias efectivas de diálogo
Uno de los mayores retos de los padres ante un hijo consumidor es cómo hablar con él sin que se cierre o reaccione con hostilidad. La comunicación es la puerta a la ayuda, pero hay que saber cómo abrirla.
Primero, elige bien el momento. No hables cuando tú o él estén alterados. Busca un espacio tranquilo, sin distracciones. Inicia con frases que muestren tu interés, no tu juicio: “He notado algunos cambios y me preocupa cómo estás”.
Escucha más de lo que hablas. A veces, los adolescentes se cierran porque sienten que nadie los entiende. Evita interrumpir, minimizar o dar sermones. En lugar de “¡Tú no sabes lo que haces!”, intenta “Ayúdame a entender lo que estás viviendo”.
Evita etiquetas (“drogadicto”, “problemático”) y enfócate en lo que ves y sientes: “Me preocupa tu salud” o “Te he notado distante y eso me duele”. Usa mensajes en primera persona.
Ofrece apoyo, no soluciones impuestas. Pregunta qué necesita y cómo puedes ayudar. Si propone cambios, apóyalo. Si se niega, mantén la puerta abierta: “Cuando estés listo para hablar, aquí estaré”.
Una buena comunicación no elimina el problema, pero es el primer paso para enfrentarlo juntos.
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