Cuando un ser querido enfrenta una adicción, es común que los padres se pregunten: «¿Por qué no simplemente deja de consumir?». La realidad es que la adicción no es una cuestión de fuerza de voluntad o moralidad, sino una enfermedad crónica que afecta el cerebro y el comportamiento. Las sustancias alteran los circuitos de recompensa, generando una dependencia difícil de controlar. Comprender esto es clave para poder ayudar de manera efectiva.
La adicción provoca cambios en la química cerebral que dificultan la toma de decisiones y el autocontrol. Es por ello por lo que muchas personas que intentan dejar de consumir por sí solas terminan fracasando y recayendo. No se trata de falta de carácter, sino de una condición médica que requiere tratamiento. En este sentido, la intervención temprana y el acompañamiento profesional pueden marcar la diferencia en el proceso de recuperación.
Juzgar o castigar a la persona con adicción solo incrementa la distancia entre ella y su familia. En lugar de culpar o sentir vergüenza, es fundamental informarse y buscar ayuda profesional. La recuperación es posible, pero requiere apoyo, compromiso y tratamiento adecuado. Como padre o madre, puedes ser el puente entre tu hijo y la ayuda que necesita. No están solos en este proceso.
Solicita más información con nuestros especialistas en tratamiento de adicciones, llenando el siguiente formulario