Es natural que los padres se cuestionen: «¿En qué fallé?» cuando descubren que su hijo tiene un problema de adicción. Sin embargo, la culpa solo genera más dolor y no aporta soluciones. La adicción es una enfermedad multifactorial que puede afectar a cualquier persona, independientemente de la crianza o los valores inculcados.
En lugar de enfocarse en lo que pudo haberse hecho diferente, es más productivo centrarse en lo que se puede hacer ahora. Buscar información, establecer límites saludables y acercarse a profesionales especializados son pasos clave. La culpa inmoviliza, pero la acción puede marcar la diferencia.
Es importante que los padres eviten caer en la sobreprotección o la permisividad como una forma de compensar la culpa. Esto puede empeorar la situación y dificultar la recuperación. En cambio, es necesario establecer límites claros, fomentar la responsabilidad y brindar apoyo sin facilitar el consumo. Recuerda que la adicción es un problema complejo que requiere un abordaje profesional. No dudes en buscar ayuda para ti y para tu hijo.
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